José Jacobo Femat, presidente de la Central de Organizaciones Campesinas y Populares, advirtió que la intención de autoridades federales y estatales como en el Distrito Federal, por privatizar el agua mediante el otorgamiento de concesiones para su aprovechamiento hasta por 30 años a empresas privadas y ahora, particularmente extranjeras, atenta contra el futuro de la vida humana, vegetal y animal.
Con la premisa de la disminución en la disposición del agua, una medida privatizadora, como la que se pretende, en la administración de éste recurso natural, podría significar el fracaso de millones de pequeños y medianos productores rurales, la disminución de la producción de alimentos, el incremento de la pobreza, la pérdida de biodiversidad y medio ambiente, y el surgimiento de graves problemas de confrontación social, alertó el dirigente de la COCYP.
Ante el avance del cambio climático en el mundo y la reducción de la disposición de agua dulce para la vida, se hace impostergable la construcción de una política de corto, mediano y largo plazo, que contemple de inmediato la elaboración de una legislación integral y reglamentación estricta para el cuidado y manejo sustentable del agua, con señalamientos claros para su administración por funcionarios públicos responsables y la participación comprometida de la sociedad civil, en la construcción e impulso de una educación, cultura y capacitación en el manejo, cuidado y mantenimiento del recurso natural agua.
En entrevista, José Jacobo Femat dijo que el derecho humano al agua reconocido el año pasado en el Artículo 4º de la Constitución, «se convierte en una burla, cuando este derecho público es transformado en un negocio controlado por particulares, cuando el agua se convierte en una mercancía a disposición del mejor postor, cuando las políticas de protección y administración del agua se asumen con criterios de interés privado y no público».
Para colmo, agregó, el Gobierno Federal, a través de la Comisión Nacional del Agua, desde hace años ha dejado parcialmente en manos de particulares el aprovechamiento de agua dulce de cuencas, lagunas, presas, ríos y los mantos acuíferos del subsuelo, sin embargo, las cuencas hidrológicas superficiales del país, que se recuperan cada año con las lluvias, se encuentran sobreexplotadas y la disposición de agua de los mantos acuíferos profundos, formados hace cientos de años, han venido disminuyendo, quedando solo en algunas regiones del norte del país los mantos freáticos formados hace miles de años.
Ante esto, advirtió el dirigente de la COCYP, «su uso conlleva diversos riesgos, el más inmediato es que esas aguas profundas se encuentren contaminadas con metales dañinos para la salud, como el arsénico, otro riesgo que se agudiza con la extracción de agua del subsuelo es el reacomodo de los suelos y por tanto el hundimiento de la tierra, como ya está demostrado en los lugares de extracción».
En tal sentido, afirmó que la intención del gobierno del Distrito Federal de extraer agua del subsuelo profundo de Iztapalapa, debe evaluarse seriamente, considerando los antecedentes de hundimiento recurrente de casas y avenidas en esa zona de la ciudad, fenómeno que no es casual y que se corresponde con la gran cantidad de pozos profundos que se han perforado para resolver la necesidad de abasto de agua potable a la población de esa demarcación. Además, está demostrado que el agua extraída no es de calidad para consumo humano y su extracción genera reacomodos naturales y riesgos para la salud y vida de las familias.
«No podemos olvidar que la actividad agrícola, pecuaria, forestal y acuícola, dependen de la disposición de grandes volúmenes de agua para la producción de alimentos y bienes, actividades que para mantenerse e incrementar la producción que demanda nuestra población, requieren mejorar, modernizar y ampliar de inmediato la infraestructura de riego, construida en otras etapas del desarrollo de México, cuando no habían sido deforestados los montes y bosques de las sierras frías, ni las selvas tropicales, cuando había suficiente lluvia y menos agricultura», explicó.
A juicio del Presidente de COCYP, hoy requerimos optimizar el agua que tenemos, ya que de acuerdo a los pronósticos naturales que se cuentan, puede disminuir su disposición en los próximos años, por lo que es urgente contemplar en el presupuesto nacional, el gasto necesario para la introducción de sistemas de riego por goteo, que optimicen el uso del agua y los rendimientos productivos por hectárea.