Raúl F. Silva/C58
Los tres con traje negro, camisa blanca y corbata roja. Como si fuera una reproducción simultanea de un mismo patrón. La ocasión lo ameritaba, era la tan esperada toma de protesta del nuevo alcalde capitalino.
El gobernador del estado, Miguel Alejandro Alonso Reyes, arribó al teatro Ramón López Velarde custodiado por dos de sus pupilos. A su derecha, Carlos Peña Badillo, y a su izquierda, Arnoldo Rodríguez Reyes.
Eran tres cuerpos, tres mentes, tres espíritus. Casi una representación perfecta de la santísima trinidad: el padre, el hijo y el espíritu santo. No eran otros más que el mandatario estatal, el alcalde entrante y el saliente.
En las inmediaciones del teatro militantes, legisladores y dirigentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) observaron la entrada triunfal de la tríada de “jóvenes políticos”, como suelen considerarse ellos.
Miguel Alonso Reyes encabezó la ceremonia solemne, que congregó a la cúpula tricolor, y tomó protesta a Carlos Peña como alcalde de la Capital para el periodo 2013-2016.
Los aplausos no se hicieron esperar pero apenas duraron unos cuantos segundos. No hubo porras ni frases de aliento para el recién estrenado munícipe Peña Badillo.
Ya como alcalde en funciones, Carlos Peña tomó protesta al cabildo de Zacatecas y acto seguido dirigió un mensaje a la ciudadanía. El discurso estuvo “cuadrado” y cargado de agradecimientos hacía sus correligionarios del Tricolor.
Como primera acción de gobierno, el presidente municipal anunció la reanudación de rondines policiacos en las colonias, barrios y comunidades de la Capital. En los patrullajes participaran corporaciones de los tres órdenes de gobierno: policía municipal, estatal y Ejercito Mexicano.
Bajo el lema: “Gobierno que cumple, capital que avanza”, Carlos Peña dijo comprometerse a que durante su gestión trabajará bajo cinco ejes centrales: Zacatecas seguro, Zacatecas con calidad de vida, Zacatecas con valores, Zacatecas con prosperidad y Zacatecas saludable.
Pareciera una copia fidedigna del plan de gobierno que hace tres años anunció el gobierno Miguel Alonso, y el cual se divide también en cinco ejes: Zacatecas moderno, Zacatecas productivo, Zacatecas justo, Zacatecas seguro y Zacatecas unido. Claro, con nombre diferente.
Carlos Peña expresó que comulga con la ideología política del tricolor, ya que le tocó vivir el PRI que perdió la presidencia de la República, el gobierno del estado y la capital zacatecana.
Ese PRI que en el pasado se segó por “simulaciones y traiciones” pero que ahora es gobierno y aprendió de sus errores.
El primer edil adelantó que, junto con el cabido, realizará un diagnóstico organizacional de los servicios que presta el ayuntamiento a fin de implementar una reestructuración.
Planteó la posibilidad de instaurar un instituto de planeación y desarrollo urbano que se encargue de la administración del centro histórico; así como promover un nuevo modelo de desarrollo turístico para la capital y la creación de un programa de empleo temporal para la conservación de la imagen urbana del primer cuadro de la ciudad.
Al explicar sus acciones de gobierno, Carlos Peña dijo que se reestructurará la Secretaría de Desarrollo Económico para que anexe acciones y estrategias para la promoción de la industria turística.
Y anunció que en coordinación con el ayuntamiento de Guadalupe se instalará una comisión de conurbación a fin de crear una visión metropolitana, con la que se terminen los problemas limítrofes y estandarización de servicios público.
Dentro de su mensaje, el nuevo alcalde envió un mensaje a quienes le demostraron su confianza con el voto, les dijo que cumplirá sus promesas de campaña. “No les voy a fallar”, fustigó.
Carlos Peña omitió hablar de las deudas heredadas, quizás porque no quiso estropear el festín o para no herir la susceptibilidad del alcalde saliente, Arnoldo Rodríguez.
En representación del gobierno federal acudió Luis Rubén Duran Fontes, titular de la Comisión Nacional de Protección Social en Salud de la Secretaría de Salud.