El Presidente Municipal, Carlos Peña, hizo entrega hoy, del alimento número 100 mil de Buen Provecho.
Al servir él mismo los tres platillos de esta entrega tan especial, en la Cocina de Buen Provecho, Carlos Peña hizo extensivo su agradecimiento a todas las personas que hicieron posible que este proyecto, de causa tan noble, y que toca las fibras más sensibles, esté dando los resultados deseados.
Recordó que este programa surgió como un gran sueño y un gran anhelo, para atender a un sector tan vulnerable como son las personas adultas mayores y quienes padecen alguna discapacidad.
Por ello, agradeció a su equipo de trabajo, encabezado por los Regidores, que respaldaron este importante logro, y al personal de las Secretarías de Administración y Desarrollo Social, que se contagiaron de este entusiasmo y se pusieron la camiseta cuando vieron que era algo que se podía alcanzar.
Destacó el respaldo que dio a su Administración el gobernador Miguel Alonso Reyes para que el alimento, que en principio se entregaría hasta octubre con recursos propios del Ayuntamiento, sean otorgados hasta el final del año.
Carlos Peña hizo un reconocimiento igualmente a los jóvenes que participan en la distribución de los alimentos, así como al personal que trabaja en la Cocina, en su preparación.
“Quiero darles las gracias por creer en Zacatecas y por ayudarme a ayudar”, expresó, al agradecer también por abrir el corazón a este programa, “gracias por ayudarme a que en Zacatecas haya Buen Provecho”.
Luego de realizar una demostración de los alimentos que se preparan, acorde a las necesidades de cada persona que las recibe, considerando si requiere de una dieta blanda, o sin sal, el Alcalde Carlos Peña se puso el casco, se subió a la motocicleta de reparto, y llevó hasta el domicilio Crucero Ensenada 205, de la colonia Bellavista, la entrega 100 mil.
En una casa de acabados muy modestos, recibieron la comida la señora María Teresa Rubio Marín, quien padece de presión arterial, su hija Dulce, de 22 años de edad, y quien desde hace cinco sufre por esclerosis múltiple, padecimiento de daños irreversibles y progresiva, y que es madre además de un pequeño, Noé, de 3 años de edad.
María Teresa agradeció este beneficio que reciben ella, su hija y su nieto, pues debido al avance de la enfermedad de Dulce, ya no trabaja, para dedicarse de lleno a cuidarlos a ambos. Ella quedó viuda y no tiene otra forma de ingresos.
Al final, María Teresa, mayor de 50 años, le pidió al Presidente el material suficiente para la construcción de una rampa y la colocación de un barandal para que Dulce se conduzca con mayor seguridad, ya que su casa está construida entre escaleras de difícil acceso