Al señalar que la corrupción se ha convertido en un falseamiento de la democracia que se mide en función del dinero y del poder, en el que existe desconcierto, engaño y mentira para la sociedad, David Monreal Ávila solicitó a las Secretarías de Estado para que fortalezcan los mecanismos de combate a la corrupción, además de que implementen campañas que sensibilicen a los ciudadanos sobre la denuncia de estos actos y los inviten a participar en su combate.
A través de un Punto de Acuerdo, indicó que el 12 de marzo de 2014, la organización Transparencia Mexicana publicó una nota, en la cual mencionaba que México se encuentra estancado en la corrupción, colocándose en el lugar 103 de 175 países, mismo lugar que ocupa desde hace una década. En América Latina, México se encuentra 82 posiciones por debajo de Chile y 34 lugares por debajo de Brasil.
Explicó que la corrupción política es un hecho que se ve y en muchas ocasiones se contribuye, por lo tanto, la población está obligada a participar en su combate. Los gobiernos, elegidos para representar al pueblo y velar por el bien común, son los que están obligados a que la conducta de los funcionarios sea transparente, efectiva y legitimada por la opinión pública.
“Es indignante que la corrupción no se detenga, por lo contrario, se vuelve una práctica normal en la que el servidor público no tiene en claro al servicio de quién y por qué trabaja; es decir, los funcionarios tienen que predicar con el ejemplo, para lo cual, es necesario que realicen una autocrítica, analicen en qué se equivocan, y sean capaces de aportar soluciones”, indicó.
Aseveró que lucha contra la corrupción debe ser iniciada cuanto antes y así erradicarla de nuestra sociedad, a fin de que los resultados obtenidos estén a la vista de todos los mexicanos, para que de esta manera se confíe en el esfuerzo realizado para su combate.
La corrupción impide el desarrollo de los pueblos; debilita la institucionalidad democrática; fomenta la desconfianza de las personas hacia la autoridad y gobierno, y da la oportunidad para que broten otros tipos de corrupción como la administrativa y la económica.
En consecuencia, México cada vez es más corrupto y menos transparente, en él se corrompe la confianza de los mexicanos que esperan conductas y decisiones apegadas a un marco normativo. La corrupción no es una conducta que determine los valores del hombre si no un conjunto de delitos económicos en donde el individuo evalúa lo que le conviene más, anteponiendo primero sus intereses.
Por ello es necesario que las Secretarías de Estado fortalezcan los mecanismos del combate a la corrupción, pero que a la par, sensibilicen e involucren a la sociedad para que participe en dicho combate.