El Senador David Monreal Ávila, subrayó la necesidad de impulsar una política pública nacional que fomente e integre Cooperativas de Producción Agropecuaria, sostuvo que deben cambiar las políticas públicas actuales, que paradójicamente, sólo benefician al sector privado, y en realidad debieran dirigir sus esfuerzos en apoyar a los verdaderos labradores de la tierra mexicana.
Lo anterior, señaló, debe verse como una alternativa de crecimiento económico ante el desolador panorama que el Tratado de libre comercio con América del Norte (TLCAN) dejó en el campo mexicano; por ello, exhortó a las Secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, de Economía y Desarrollo Social para que, en coordinación con sus homólogas estatales, trabajen en dicha política para el beneficio de los campesinos mexicanos.
Recordó que en México, desde 2012, más de 29 millones de agricultores no pueden adquirir la canasta básica; que el 29% del total de tierras ejidales y comunales se encontraban en proceso de cambio de dominio para ser propiedad de empresas transnacionales; que el 72 % de los productores del campo están en quiebra y entre 2006 y 2011, las familias del campo perdieron 44% de poder adquisitivo.
Es decir, el TLCAN ha empobrecido aún más a las personas del campo y enriquecido a los grandes productores, por lo que no existen las condiciones básicas para la libre competencia económica y el Estado mexicano debe reconocerlo para reformular su política pública.
También advirtió que los desequilibrios en la balanza comercial deben atenderse como un asunto de seguridad nacional y no como un tema de política comercial, pues México importa 30% de leche, frijol, carne de aves y carne de cerdos y el 50 % de carne de bovinos, maíz amarillo, arroz y soya que consumen los mexicanos.
Las cooperativas de productores son aquellas cuyos miembros aportan su trabajo personal, físico o intelectual, para satisfacer necesidades comunes y por eso son la alternativa correcta que el Estado debe impulsar para acabar con la pobreza que las personas del campo han tenido que pagar en aras de un inexistente crecimiento económico.
El legislador recalcó la importancia que la soberanía alimentaria tiene en el bienestar de las familias y que ella, a su vez, es la fuente permanente de empleo que reduciría las presiones sobre los mercados de trabajo urbanos.
Finalmente aseveró que satisfacer las necesidades internas es el primer paso para lograr el equilibrio de la balanza comercial, además de los beneficios que ello traería al potencial del mercado nacional para acelerar el crecimiento económico en el país.
