Con el fin de apuntalar la creciente demanda de alimentos y atender la improductividad del campo, David Monreal Ávila, senador de la República, propuso ante el senado una serie de acciones para implementar la agricultura urbana en las ciudades del país, para lo que pidió la colaboración de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural Pesca y Alimentación, y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Al respecto, argumentó que en la actualidad el desarrollo urbano que es consecuencia de políticas económicas globales, que han concentrado a más del 60% de la población mundial en ciudades, lo cual implica una explotación excesiva de los recursos naturales, un aumento acelerado de la demanda de alimentos, un incremento de la contaminación de lagos, ríos y mares, así como de suelos por la erosión y deforestación, lo que exige nuevas alternativas de desarrollo.
Afirmó que es imperante la necesidad de reducir las contradicciones que existen entre el campo y la ciudad, que se han visto históricamente como zonas en contraposición; reducir las cargas laborales a los trabajadores agrícolas que sustentan las ciudades y que reciben a cambio muy pocos ingresos que los mantienen en la pobreza, y reducir el crecimiento exponencial de las ciudades que atrae la migración de pobladores rurales y aumenta la demanda de alimentos.
Según la propia Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la agricultura urbana se vincula estrechamente con la seguridad alimentaria, misma que México ha perdido en las primeras décadas de su vida económica en el libre mercado internacional.
“La agricultura urbana en México tiene un gran campo de acción si se aprovechan los diversos climas que imperan en todo el país, mismos que en su mayoría son aptos para la cosecha de alimentos a pequeña escala, aprovechando la luz solar y la recolección de agua de lluvia”.
En medio de la crisis ambiental que vive el país, de la destrucción de ecosistemas debido al crecimiento de la economía, la erosión y falta de productividad de la tierra por el abuso de fertilizantes químicos, es necesario estudiar el modelo de agricultura, y pensar en impulsar mecanismos alternativos de cultivo, a fin de aprovechar el uso de espacios o tierra, cuidando el medio ambiente, y garantizando un mejor futuro a las generaciones venideras.
Por todo lo anterior, Monreal Ávila solicitó al INEGI realizar un estudio detallado sobre las áreas urbanas en México aptas para la implementación de esta nueva política pública de crecimiento y desarrollo, que permita contrarrestar los efectos negativos en el medio ambiente, la economía y la calidad de vida, que el crecimiento urbano ha traído consigo.