Este fin de semana, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció diez compromisos con los familiares de las víctimas de Covid-19, en los que, aunque se hace énfasis a los lastimados por esta pandemia, resalta también los compromisos que desde que inició el actual gobierno ha destacado y por los que se ha trabajado.
De grosso modo, los compromisos se enfocan en lo siguiente: mejorar el sistema de salud, desde el acceso universal para todos los ciudadanos, hasta las medidas preventivas, tratamientos y seguimientos correspondientes; seguir en la lucha contra la corrupción e impunidad; apoyar con mecanismos financieros a las familias; y generar una educación básica integral.
El decálogo antes presentado por el presidente, las indicaciones de la Secretaría de Salud, junto con estos compromisos, están formando la base de la nueva normalidad a la que todos, de manera global, nos debemos enfrentar de ahora en adelante.
Derivado de esta situación, los organismos internacionales han exhortado a los gobiernos a mejorar las condiciones de los países, a cambiar el estigma de los que es “normal” y lo que no. La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha declarado que se necesita “aumentar la inversión pública en atención médica para proteger a los más vulnerables y minimizar los riesgos de futuras epidemias. También significa fortalecer las redes de seguridad social; ampliar el acceso a una educación de calidad […] debe haber un esfuerzo concertado para combatir los flujos ilícitos y cerrar las lagunas fiscales, tanto a nivel nacional como internacional […] más inversión en educación”.
Todas las recomendaciones giran en torno a cómo deberían actuar los gobiernos actuales, sin embargo, desde antes de la pandemia, éstos son los compromisos y ejes de acción que tiene el Gobierno Federal.
Respetar el 4° artículo constitucional y lograr que la salud sea universal y no sólo para el 82% de la población; una lucha fuerte contra la corrupción e impunidad; mejorar el acceso a la educación con más escuelas y con apoyos para los estudiantes; transparencia total en las cuestiones fiscales, así como una política fiscal más fuerte para combatir los fraudes y evasiones, entre otros.
En México la nueva normalidad inició con la cuarta transformación y continuará después de la pandemia. Porque llegó el momento de construir algo mucho mejor que lo que siempre consideramos “normal”.