Producción Agrícola Puede Avanzar Sin Aplicar Glifosato, Expertos

Productores agrícolas nacionales e internacionales, así como asociaciones, instituciones y autoridades gubernamentales que participaron en el webinario “Alternativas agroecológicas al uso de glifosato en la agricultura comercial en México”, organizado por la Secretaría de Medio Ambiente, coincidieron en que la prohibición de este herbicida favorecerá la producción alimentaria de nuestro país y facilitará la transición a modelos de producción más sanos para el bienestar de los mexicanos.

 

Ricardo Ortiz Conde, director general de Gestión Integral de Materiales  y Actividades Riesgosas de Medio Ambiente, explicó que la frontera agrícola de México abarca 24.6 millones de hectáreas, es decir, el 13% del territorio nacional, que en términos ilustrativos equivale a la superficie de Alemania, Dinamarca, Finlandia y Suecia en su conjunto.

 

Precisó que de las 21 millones de hectáreas cultivadas en la actualidad se obtienen 261 millones de toneladas de alimentos, lo que coloca a nuestro país en el lugar 11 de la producción mundial de alimentos agrícolas.

 

En cuanto al uso de plaguicidas para la protección de cultivos, Ortiz Conde dijo que el 75% corresponde a herbicidas y se utilizan principalmente en la presiembra. Aseguró que no es real que el glifosato se aplique a todos los cultivos, como se ha manejado ante la opinión pública, y expuso los siguientes datos:

 

Indicó que en más de 30 tipos de cultivo se aplican herbicidas con base en glifosato, más de 50 están autorizados por la Comisión Federal para la Protección sobre Riesgos Sanitarios (Cofepris), y existen 164 registros sanitarios vigentes para su aplicación, con un porcentaje de uso relativamente bajo. En el cultivo de maíz es donde más se emplea, en un 35%, seguido de los cítricos, con 14%, praderas 12%, sorgo 11%, algodón 5%, y la lista sigue en descenso.

 

Al referirse a la importación de glifosato, el funcionario federal informó que en los últimos diez años Semarnat autorizó el ingreso al país de 485 mil 340 toneladas; volúmenes que fueron aumentando año con año y que involucran a las cinco compañías que representan el 85% del mercado mexicano de agroquímicos: Syngenta, Bayer, Dow, BASF y DuPont.

 

A partir de esta información y de la reclasificación de este herbicida como posiblemente carcinogénico por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Secretaría de Medio Ambiente atendió la Recomendación CNDH 82/2018, y en noviembre de 2019 determinó la negativa a las solicitudes de importación, basada en el principio precautorio para garantizar los derechos humanos a la salud y a un ambiente sano. De entonces a la fecha se ha negado la entrada al país de 104 mil 327 toneladas de glifosato y se busca la prohibición gradual de su uso al 2024, informó Ortiz Conde.

 

Al compartir la experiencia de utilizar técnicas agroecológicas, productores internacionales de Colombia y Brasil, así como mexicanos de Veracruz y Chiapas, destacaron la importancia de cuidar la salud orgánica de los terrenos para asegurar su sustentabilidad, situación que no se garantiza con el uso de herbicidas y químicos como el glifosato.

 

Los productores Arnoldo Gutiérrez, de Colombia, y Rivaldo dos Santos, de Brasil, describieron las prácticas de conservación de suelo que en sus países han permitido múltiples dinámicas que incorporan el uso de arvenses –hierbas del campo comestibles y/o medicinales– y, explicaron que con la participación de los campesinos se aprovechan zonas inclinadas, de poca profundidad o sombreada, lo que ha propiciado la activación de los suelos y la evolución de materia orgánica.

 

En ambos casos, con una visión de integralidad, los productores han recurrido al uso de biofertilizantes líquidos y sólidos, bancos de biocultivos nativos y manejo del terreno, por lo que también se agregan ciclos silvopastoriles, de manera que el ganado se convierte en un aliado estratégico al aportar abono natural y contribuir en el control de arvenses.

 

En estos escenarios se suman estrategias de aprovechamiento biocultural y turístico, como es el caso de los productores mexicanos Gisela Illescas, en Veracruz, y Carlos Ernesto Aguilar, en el Valle de Tulijá, Chiapas, donde la agroecología favorece el agroecoturismo, la venta de productos artesanales y medicinales, y además se han dejado de usar agroquímicos gracias a la eficiencia de los abonos verdes.

 

Para Guisela Illescas, un elemento clave para aprovechar la agroecología es cambiar el enfoque que se tiene sobre los costos de producción, que tradicionalmente sólo se limitan al nivel de producción, e incluir aspectos como la salud de los ecosistemas donde se produce y de los consumidores. Además se debe tener presente el bienestar económico de los agricultores y el aprovechamiento de los conocimientos locales y saberes tradicionales, ya que a partir de ahí los beneficios se incrementan y extienden del campo económico al biológico, social, cultural y de la salud.

 

A su vez, Carlos Ernesto Aguilar reveló cómo la integración de algunos arvenses estratégicos como la Mucuna deeringiana Bort, conocida también como “nescafé”, evitan hasta en un 100% la proliferación de otras malezas  y contribuyen al enriquecimiento orgánico de la tierra, ya que tras la cosecha del maíz la mucuna continúa su crecimiento, lo que ayuda a conservar la humedad del terreno y al final sus residuos promueven la fijación de nitrógeno de manera natural.

 

Fernando Bejarano González, integrante de la Red de Acción sobre Plaguicidas y Alternativas en México, aseguró que la prohibición gradual del glifosato coloca a México en sintonía con las recomendaciones de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en pro de la salud, y con otros países de la Unión Europea, lo que perfila a nuestro país en una nueva agenda de cooperación regional distinta a la neoliberal seguida hasta el momento.

 

Esto representa una oportunidad para que la agricultura comercial se prepare tecnológicamente frente a este cambio si pretende exportar en el futuro, ya que hacia el 2023 ya no se permitirán productos con residuos de glifosato en los mercados europeos. Asimismo, le ayudará a dar respuesta a las recomendaciones en materia de derechos humanos sobre el manejo de Plaguicidas Altamente Peligrosos.

 

También se dará cumplimento a cinco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030, al lograr una agricultura sostenible, garantizar una vida sana, la gestión sostenible del agua, la promoción del trabajo decente, el uso sostenible de los ecosistemas terrestres y el cese de la pérdida de la diversidad biológica.

 

Acerca de las medidas que tomarán los centros de investigación para adecuarse a las normas que se elaboran respecto al uso del glifosato, Ismael Hernandez Ríos, investigador del Colegio de Postgraduados explicó que, como institución, está abierto a contribuir y coadyuvar para abordar este tema y trabajar de manera conjunta y coordinada con el gobierno y con las distintas instituciones para avanzar en este proceso.

 

Luis Ángel Rodríguez del Bosque, director general del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) afirmó que actualmente no hay ningún método agroecológico que sustituya completamente al glifosato en la agricultura intensiva y extensiva, el cual tiene características deseables que no posee ningún otro.

 

Consideró que mientras son investigados métodos de control tanto mecánicos físicos y biológicos, se harán solamente algunos controles deficientes que tendrán mayor costo, lo cual en la agricultura de subsistencia no afectará tanto como en la comercial.

 

Expuso que ese Instituto está preparando un trabajo de investigación para generar tecnologías, validarlas y transferirlas a la educación y capacitación de productores y técnicos para el manejo integrado de malezas bajo diversas condiciones agroecológicas del país en los próximos años.

 

Renzo D´Alessandro, director regional Centro del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), señaló que por mandato presidencial esta institución será la encargada de coordinar el desarrollo de alternativas al uso del glifosato, ya que tiene las capacidades requeridas en este proceso con el fin de avanzar hacia la producción saludable con soberanía tecnológica para eliminarlo  gradualmente  en cuatro años.

 

Detalló que con ese objetivo se ha abocado a recopilar y difundir abiertamente evidencias científicas sobre los efectos de este herbicida, como la quinta Antología toxicológica sobre el glifosato, que contiene más de 1, 108 artículos científicos, y que fue publicada este año.

 

Informó que ya está en puerta el lanzamiento del Programa Nacional Estratégico (Pronace) sobre soberanía alimentaria, basado en principios de protección a la salud y el medio ambiente, mediante la eliminación de agrotóxicos nocivos y transgénicos, además de compromisos internacionales.

 

Asimismo, Iván Hernández Gómez, asesor de la Subsecretaría de Planeación y Política Ambiental de la Semarnat, presentó el proyecto de una plataforma interactiva en la que el público en general y los interesados podrán interactuar tanto para obtener información científica como para compartir estudios sobre el tema que puedan servir a otras personas.

 

En tres secciones se podrá acceder a videos, fotos y a un repositorio con expedientes sobre daños ambientales, así como experiencias de agricultores que han utilizado alternativas al glifosato.

 

Destaca la interactividad de esta plataforma al tener la posibilidad de que el público pueda compartir propuestas alternativas agroecológicas, las cuales previamente serán evaluadas por un comité de expertos.

 

Además, a través de un mapa de México organizado por regiones, estarán plasmadas las experiencias agroecológicas en nuestro país.

 

Finalmente, el subsecretario de Planeación y Política Ambiental de Medio Ambiente, Arturo Argueta, agradeció las aportaciones de todos los participantes en este conversatorio, y aseveró que la dependencia seguirá abriendo más espacios como este para informar y analizar sobre todos los aspectos que involucra el tema de la transición agroecológica con el propósito de lograr un producción sana y alimentos sanos para los mexicanos.

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