Este domingo, en el marco del Foro Formando el Campo, Alfredo Femat Bañuelos, candidato a la reelección por el tercer distrito federal en Zacatecas por la Coalición Juntos Hacemos Historia (Morena-PT-PVEM), llamó a los presentes a reivindicar las acciones en favor del campo.
Tras señalar que el campo zacatecano ha sido devastado por el embate de las políticas neoliberales, Femat Bañuelos recordó que las tres últimas administraciones federales (encabezadas por Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto) dejaron de mirar al sector agropecuario y se olvidaron de los pequeños productores y de los campesinos.
«Los consideraron sujetos opuestos a su proyecto de modernización, el cual estaba orientado a los grandes productores capitalistas y a los sectores de mayor exportación al mercado mundial», puntualizó.
Dino que este abandono se refleja en la caída sistemática de los recursos federales destinados a los productores de bienes básicos y a la concentración de los estímulos para las grandes empresas vinculadas a los agronegocios. «Con esto queremos decir que las políticas neoliberales se dedicaron a profundizar la desigualdad en el campo mexicano, desprotegiendo a la agricultura campesina y a los pequeños productores. Justificando su marginación con magros apoyos sociales, insuficientes para transformar sus condiciones productivas y recuperar su papel estratégico de generador de recursos para el desarrollo y proveedor de bienes básicos para la sociedad».
Este es el contexto, agregó el petista, llevó a Zacatecas a padecer su más severa crisis que se ha traducido en empobrecimiento, desnutrición, abandono de la actividad, migración, descapitalización, desmantelamiento de sus condiciones productivas, inseguridad y violencia.
«Contexto en el que se han apoyado los gobiernos estatales, como el de Miguel Alonso y Alejandro Tello, para olvidar a uno de los sectores de mayor importancia en el estado, por el peso de la actividad y por el tamaño de la población dedicada a producir una parte importante de la riqueza de nuestro estado», subrayó.
Enfatizó que la ausencia de políticas estatales y de marginación a los campesinos de Zacatecas ha sido la expresión más notoria de los intentos de arrebatarles el derecho histórico a seguir siendo los pilares de la fuente de abastecimiento de alimentos y materias primas que le dan sustento al desarrollo económico, negándoles su capacidad como sujetos productivos.
Si bien, recordó Femat Bañuelos, es reconocido el papel estratégico que tiene el campo zacatecano como fuente de abastecimiento de alimentos básicos para la población, desafortunadamente los técnicos y especialistas defensores de las políticas neoliberales se han obstinado en minimizarlo.
«Su argumento es la incapacidad e inviabilidad de la agricultura regional por sus condiciones del suelo y del clima, olvidando que aun y con estas condiciones y de los raquíticos apoyos económicos, los productores se han mantenido en los primeros lugares en la producción de bienes básicos», detalló.
«No se nos olvide que la agricultura de temporal tiene más de 800 años de practicarse en el estado y que en todo ese periodo ha contribuido de diversas maneras al proceso de construcción del desarrollo local y nacional. No se nos olvide que, a pesar de haber sumido al sector campesino en el estancamiento, de haberlo desterrado de los objetivos del desarrollo, la terquedad y el deseo de los productores zacatecanos se han sobrepuesto para colocar al principal cultivo en el estado, el frijol, como el de mayor promedio nacional, y, por tanto, como el principal generador de riqueza agrícola en el estado», puntualizó.
Dijo que todo ello a pesar de señalarse su incosteabilidad por limitaciones agroecológicas y a pesar de negar las capacidades de los productores para enfrentar los retos, regateándoles los recursos y desprotegiéndolos de la usura, del intermediarismo excesivo y de la arbitrariedad de los mercados monopolizados.
Insistió ante ello que las políticas neoliberales de exclusión del campo mexicano, y en el zacatecano en particular, han sido las responsables del abandono de la actividad agrícola convirtiendo a la migración de no retorno en la alternativa más viable para su situación. «Recordemos tan solo que cerca del 70 % de los migrantes zacatecanos tenían como su actividad principal las labores en el campo» .
A esta falta de visión dijo que se le suma el hecho de que en los últimos 11 años los costos de producción han incrementado en un 40%.
Todo esto, enfatizó, agudiza la franca descapitalización que se vive en el campo zacatecano. «Descapitalización que bajo el esquema de conversión productiva se ha profundizado con la asignación diferenciada del recurso público, incrementando la desigualdad entre los municipios y la distancia entre los productores por sus condiciones en los niveles de capitalización».
Dijo que todo esto convierte en un reto la búsqueda de condiciones de equidad para todos los actores comprometidos con el campo zacatecano, dándole impulso al desarrollo de la potencialidad productiva de aquellos que fueron marginados por la política neoliberal y por el esquema de conversión productiva.
Mencionó que este es un enorme reto que se está asumiendo con total responsabilidad desde la 4T. «Devolverle el carácter de sujeto productivo y social al pequeño productor y a la agricultura campesina, para que en igualdad de condiciones pueda aspirar a alcanzar la prosperidad y darle estabilidad a la familia, recuperar su lugar en la sociedad y contribuir plenamente al tan anhelado desarrollo de Zacatecas».
Expuso que, desde su perspectiva, esta estrategia debe seguir tres ejes fundamentales:
1-La recuperación de la vocación agrícola, como una actividad digna que aliente a los pequeños productores y a la agricultura campesina para continuar desempeñando esa función vital.
2-La reducción de las desigualdades entre municipios y productores, a través del impulso de una política de desarrollo agrícola local que elimine el trato discriminatorio y excluyente, bajo la perspectiva de un proceso de modernización productiva, capitalización de los predios, aseguramiento de las cosechas, diversificación productiva, educación agronómica, certidumbre jurídica y económica, así como el manejo sustentable de los recursos naturales. Que permita en el futuro el desarrollo con equidad de las potencialidades y capacidades de todos los productores y de los municipios con base en sus propias condiciones específicas.
3-Impulso a la conectividad social y física para atenuar y reducir las desigualdades, como parte de la estrategia para abatir la dispersión y el aislamiento de la población que vive en el campo. Como factor de integración de los territorios, las comunidades y los mercados.
Para finalizar, dijo que esto significa «el reconocimiento del productor y de la agricultura campesina no solo pasa por su dignificación como sujeto productivo, sino también como sujeto social, con plenos derechos ciudadanos, con acceso igualitario a las tecnologías de información, a la educación y a espacios comunitarios dignos que le den un sentido de inclusión con igualdad».