La resistencia del gobierno estatal a eliminar la tenencia vehicular confirma su falta de compromiso con la economía de los zacatecanos.
Se ha vuelto una costumbre que cada vez que se acerca la aprobación legislativa de la Ley de Ingresos para el año siguiente, la minoría opositora proponga la eliminación de la tenencia vehicular y la mayoría alineada al Ejecutivo rechace la propuesta.
El tema de eliminar la tenencia ha sido bandera electorera de candidatos a puestos de elección popular, no obstante, mientras nosotros perdemos el tiempo en ese debate cíclico, otras entidades de la federación ya suprimieron dicho impuesto.
El cobro de la tenencia vehicular nació justificado en una mentira del régimen priísta encabezado por Gustavo Díaz Ordaz, introduciéndolo como un impuesto temporal que no tenía otra finalidad que el financiamiento de los juegos olímpicos celebrados en México en el año de 1968.
Pasaron décadas para que la presión social pusiera fin a ese impuesto federal, pero éste ya había sido introducido en cada uno de los estados de la República que lo conservaron como una fuente de ingresos local.
Durante muchos años el cobro de la tenencia ha significado un golpe severo a la economía popular, pero en los últimos años, los zacatecanos hemos visto agravado el perjuicio económico, debido a que las entidades federativas próximas a Zacatecas han derogado ese injusto impuesto en sus respectivas jurisdicciones.
Lo que ocasiona que la porción de zacatecanos con la capacidad económica para adquirir vehículos, particularmente de los más caros en el mercado, los adquieran fuera de nuestra entidad y ahí procedan a plaquearlos, tal circunstancia ha sido motivo de inconformidad de las agencias expendedoras de automotores en Zacatecas, que resienten una disminución de sus ventas como consecuencia de la desventaja que significa el pago que ya está vigente casi solamente en nuestro Estado.
Recientemente escuchamos la justificación de funcionarios del Estado de la elevación de las multas de tránsito, arguyendo que en otras entidades éstas son mucho más elevadas que en Zacatecas, si ese es su esquema de razonamiento ¿por qué no imitar lo que en otras entidades se hace en aquello que sí beneficia a la población en general, eliminando la onerosa tenencia vehicular?
La resistencia a eliminar la tenencia nos permite apreciar hasta qué punto se gobierna a Zacatecas sin compromiso con la economía local.
Para Morena, el camino a seguir es el de darle impulso desde la ciudadanía a la lucha por lograr un congreso local que responda a los intereses del pueblo, lo que implica una profunda reforma al orden jurídico local que asegure que la división de poderes deje de ser discurso para convertirse en realidad.