Continuando con las actividades del XXXI Encuentro de Historia Económica de México, dentro de la cuarta mesa de trabajo de este evento, el docente investigador de la Unidad Académica de Historia (UAH) de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), Francisco Montoya Mar, expuso su conferencia titulada “Una empresa de dulces en Zacatecas”.
Al dar la introducción a su charla, el universitario destacó que “La Esperanza”, fue una fábrica de dulces y chocolates fundada en 1890 por Pascual Félix Fernández, que estuvo ubicada en el centro histórico de la ciudad de Zacatecas, dentro del polígono declarado en 1993 por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad, en la conocida Calle de Abajo.
Respecto a su estructura, el especialista indicó que el edificio que albergó este complejo, cuyo origen se remonta a finales del S. XVIII, es propiedad de la familia Félix Cherit y ha sido remodelado en repetidas ocasiones; lo que ha dado como resultado un estilo ecléctico en cuanto a su construcción.
“En sus patios, corredores, almacenes y salas de máquinas se protege un incalculable e interesante patrimonio industrial que se puede resumir a grandes rasgos en instalaciones mecánicas, eléctricas e hidráulicas de petróleo y de gas antiguas y actuales; maquinaria, equipo y herramientas para la elaboración de dulces, chocolates y hielo; materias primas, dulces, etiquetas, cajas, y un archivero con documentos como libros, fotos, premios y reconocimientos entre otros”, expresó Montoya Mar.
Para Montoya Mar son dos los personajes que destacan en la historia de esta empresa dulcera: el ya mencionado Pascual Félix Fernández, su fundador; y Daniel Félix Espinosa El Mago (1918 – 1996), hijo de Pascual. Ambos empresarios dedicaron su vida a una fábrica que trascendió fronteras dada la calidad de sus productos, los cuales fueron reconocidos a nivel local, nacional e internacional, con galardones por parte de países como Alemania, Francia, España y El Salvador.
En contexto, debido a su gran producción, esta fábrica dulcera contaba con 50 trabajadores, las mujeres empacaban y los hombres manejaban las más de 50 máquinas (industriales y manuales) hechas en Inglaterra, Alemania, Estados Unidos y Francia.
Cabe mencionar que La Esperanza fue hasta de la década de los noventa del siglo XX un complejo industrial donde se elaboraron dulces y chocolates, y llegó a ser la primera empresa de dulces en el estado como fábrica, la primera en Latinoamérica, y, además, también fue una fábrica de hielo.